La lista

La lista es una performance que tiene lugar el día de la inauguración de La fiesta no es para todos en Misterpink Contemporary Art Projects. Dos vigilantes vestidos de negro custodian la entrada de la sala y detienen a toda aquella persona que desea acceder. Los visitantes se ven obligados a facilitar su nombre y comprobar si están en una lista en la que no se han apuntado previamente. Si aparecen en la lista, pueden pasar, además se les facilita una pulsera luminosa para que salgan y entren del local cuantas veces les apetezca. Si tienen acompañantes apuntados, también serán admitidos, pero una vez salgan no podrán regresar dentro. Es posible que el invitado venga con más acompañantes de lo esperado, o que por el contrario no tenga acompañantes contemplados en la lista, en tal caso, tiene que decidir con quién se presenta en el interior, si entra solo, si deja a alguien fuera o, en cambio, escoge no unirse a la fiesta.

Aquellos que ven su admisión denegada tienen la posibilidad de facilitar un email de contacto para ser avisados más adelante, y participar en un nuevo evento en el que ellos tendrán prioridad. No se da ningún tipo de información sobre esta nueva acción.

El interés de la propuesta no radica tanto en la elaboración de una lista que afirma quiénes son las personas bien recibidas, sino en generar un impacto y comprobar una respuesta sociológica. Que todos los asistentes se vean obligados a pasar por el vértigo de un trámite excluyente evidencia que, aunque logremos entrar en los espacios, no necesariamente tenemos acceso a las personas que los ocupan.

Los asistentes manifiestan múltiples reacciones: alegría, consternación, rechazo. Algunos abandonan a sus amigos para poder entrar, otros buscan la manera de colar a los que se quedan fuera, estableciéndose un juego improvisado de energías, poderes y transferencias cuya cúpula se visualiza en las pulseras de colores. Se comprueba que el evento, en cuanto acota su acceso, despierta el deseo.

En el interior, dos barmans vestidos de negro sirven cócteles de colores. Si al visitante le apetece una consumición, ha de elegir entre cinco colores: azul, violeta, naranja, verde o rosa, desconociendo lo que le será servido: una bebida blanca fuertemente alcohólica camuflada por distintos sabores azucarados. En este caso, la bebida se convierte en un material visual que se desplaza por la sala en vasos de plástico, un componente consumible que se agota como imagen para convertirse en comportamiento imprevisible, transmutando la materia en acción, potenciando la idea de que es el público quien crea la performance al participar de cada uno de los engranajes que la conforman.

Una fiesta de la que pocos salen por no poder regresar, en la que el alcohol se consume durante dos horas, y donde las conversaciones se dan en un ambiente distendido y fresco, pero en la que no hay nada de música, produciéndose una tensión entre lo que se espera y lo que acaece.









La lista
Joaquín Artime © 2019
Performance para la inauguración del proyecto La fiesta no es para todos.
Performers: Ernesto Martínez y Rob Lennard.
Colaboradores: Estefanía Salas y Miguel Sislián.
Misterpink Contemporary Art Projects, Valencia.
Fotografías: Susana PG y Asun Bonilla.

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