Entre líneas

Sellado con cola, un sobre de papel presenta una red de letras negras, demasiado juntas como para distinguir lo que pone a simple vista. En otro color –amarillo, fucsia, violeta o verde– la frase se revela: “no me abras”. El enunciado despierta la tentación de lo prohibido, pues al tacto se nota que dentro hay algo. Ante esta situación, el espectador tiene dos opciones: conservar la pieza o romperla.

Si la rompiese, la parte interna del papel revelaría: “¡ay!”, una y otra vez, como una gran queja. Y lo que es peor, la curiosidad se vería traicionada por un nuevo sobre, también cerrado de forma hermética, esta vez con grapas. El sobre, de papel aluminio, incorpora un nuevo mensaje de letras escritas al revés y sin espacio. Será necesario el empleo de un espejo –paradoja del espejo en el espejo– para entender que dice: “sabes lo que me gusta”. Y sí, efectivamente, dentro aún hay algo.

Si se rompiese, descubriría otro sobre más, en este caso de plástico, con letras escritas en blanco, al revés, sin espacios. Es complicadísimo deducir lo que pone. El sobre ha sido cosido por todos su lados con hilos de color azul marino, rojo o amarillo. Dentro se entrevé un folio de color naranja, cyan o verde, este papel también incluye un texto pero a través del plástico intervenido resulta difícil leerlo.

Si se rompiese el hilo y se abriese el sobre, el texto blanco se revelaría: “no sigas”. En el papel se presentaría con pasmosa claridad un “nunca me haces caso”, como un rotundo bofetón tras un misterio sostenido. En su reverso, como un eco, se repite y fragmenta la misma frase, y un clip de color –amarillo, naranja, verde, rojo, azul, negro, blanco o plateado– espera con una antigua sospecha melancólica. Después de tanta rotura se nos ofrece la posibilidad de al menos precintar la herida, como una tirita, aún sabiendo que no habrá jamás cicatriz que la cierre y que la experiencia de retroceder y plantarse en alguno de los pasos ya es imposible.

El mensaje se esconde bajo capas de significados contradictorios, mostrándose con una apariencia distinta en cada momento, manteniéndose fiel a una naturaleza masoquista y bipolar. Se arrepiente e invita. Seduce y lamenta. Hasta que ya no queda nada.

“Entre líneas” habla de la falta de claridad, la irreversibilidad en lo dicho y la imprecisión comunicativa, como un juego destructivo sin vuelta atrás.


Sólo narraré cuál es la experiencia de abrir la pieza, no la mostraré en imágenes.

Entre líneas – nº 03
2014
100 piezas distintas.

Primer sobre:
Tinta, papel, rotulador o verde o amarillo o fucsia o violeta.
5,4 x 8 x 0,2 cm.
Texto: No me abras.

Segundo sobre:
Papel aluminio hendido con máquina de coser y grapas.
7 x 5 x 0,15 cm.
Texto: Sabes lo que me gusta.

Tercer sobre:
Plástico, rotulador blanco e hilo o amarillo o azul marino o rojo.
6 x 5 x 0,1 cm.
Texto: No sigas.

Cuarto mensaje:
Papel o naranja o cyan o verde, tinta.
5 x 4 cm.
Texto: Nunca me haces caso.

Clip amarillo, naranja, verde, rojo, azul, lila, negro, blanco o plateado.

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