Quedo enormemente agradecido a Laura Escuela y Ángela Tru por llenarnos los oídos con su labor como narradoras orales, a David, Sofía y Guillermo por ofrecer su música, y a los asistentes por ir y vivirlo, que si han disfrutado la mitad de lo que yo lo he hecho..., lo habrán pasado de miedo (pero del bueno).
Esto es lo que ha dado la noche, y sí, ¡hay sitio de sobra en nosotros para repetirlo!
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