Revolución silenciosa

Estoy convencido de que si no podemos hacer felices a los demás, al menos sí podemos, con pequeños actos que no conllevan grandes esfuerzos, mejorar su día a día. Basta con escuchar a alguien desatendido, con regalar una sonrisa, ser amable, generoso.

Tal vez, sólo así, estas personas devuelvan parte de lo recibido, no a nosotros, que no es la meta, sino a los demás; y logremos con ello provocar una revolución silenciosa de energías positivas. Cuantos más nos acojamos a esta filosofía, más serán las personas que quieran a su vez devolver bien con bien.

Comentarios