Mini Con Sable



Las redes sociales mandan. Marcan el pulso de unas relaciones a través de la pantalla. Es más fácil conversar en la distancia, sin molestarse en escuchar esa voz amiga. El exhibicionismo personal se enarbola como bandera del triunfo. Nadie se involucra. Pero millones de ojos cotillean con total impunidad. Y lo que es peor, si no entras en el juego, te quedas fuera. ¿Quién te reconocerá?

Siendo así, mis tortugas, empeñadas en sí existir, han decidido montarse al carro. Síguelas en facebook. Hazte su amig@, que ellas te entretendrán con su parsimonia habitual.

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