Frenesí y sesos

Tendidos sobre la cama, apenas tapados por una sábana, Adán le preguntó: ¿Qué parte de mi cuerpo te gusta más?
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No hizo falta que Eva lo meditase demasiado, ya sabía la respuesta: El cerebro.
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Tímido, sonrió por la conclusión de un sexo, hasta el momento, mal practicado y la promesa de uno mejor a punto de cumplirse. La atrajo hacia sus brazos. Le susurró en el oído palabras fatales. Reconstruyó un camino de piel y besos que le llevó del cuello a los labios. Subió a la sien. Tiró del pelo, suave. Luego con fuerza. Cuando al fin dejó al descubierto el hueso, retiró la tapa, acarició el encéfalo. Eva cayó gozosa sobre las almohadas, rogándole que continuase, que se follase su intelecto. El órgano de Adán se excitó. Lo liberó de su prisión, con el pecho henchido de orgullo; se lo expuso a su compañera, quien lo recogió extasiada, suplicando presteza. Pivotó sobre la cama, ardiendo en deseo, apuntándola con su miembro erecto. Acercó cabeza con cabeza, y se entregaron a una arrebatadora noche de frenesí y sesos.
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A la mañana siguiente, cuando los policías encontraron los cuerpos, desnudos, unidos por sus cráneos huecos, no entendieron nada. Sus ojos sólo fueron capaces de ver un crimen horrendo, y no cómo el paroxismo consumió la materia gris de unos amantes abandonados a la sublime experiencia de un amor bien entendido, y mejor hecho.

Comentarios

  1. ME
    ENCANTAAAAAAAAAAAAA

    FOLLARSE LAS MENTES... PONCELA TE INSPIRÓ, EH???

    SE SALE

    ESTE MICRORELATO SE MERECE ALGO... NO SÉ, UN CONCURSO, UN CUADRO... ALGO!!!!

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  2. Pues más bien me inspiró una conversación real, jejeje. Y luego me acordé de una amiga que me había hablado de Martín Hache. Todo cuadró, hasta llegar aquí.

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