El apunte como vehículo ideal para registrar de forma rápida y compulsiva todo lo que
atañe al devenir de una vida. En este caso, como ejercicio autobiográfico, Joaquín
Artime emplea el vídeo, el texto y el dibujo para dejar constancia de sus obsesiones
personales: El retrato del dolor personal, la lucha interna por no lograr ser quien se
quiere, la imposibilidad del discurso y el pensamiento recurrente, que como voz intrusa,
todo lo invade.
El garabato, la mancha y la palabra sirven para señalar y anotar los dilemas y
preocupaciones sobre los que siempre se vuelve y no se terminan de resolver.
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